Sin pretender ignorar las terribles acciones cometidas por las FARC durante su macabra guerra, ni los sentimientos de las víctimas y aún de todo el pueblo colombiano, ante su campaña política, son preocupantes las posturas que sostienen que no debieran estar siendo rechazados con huevos sino con balas. En realidad hace tiempo que vengo preocupado por las actitudes de mucha gente hacia La Paz y últimamente, por esas posiciones de satisfacción por el rechazo violento a la campaña de las FARC y a su participación política.
Es igualmente preocupante cierto juego irresponsable que algunos sectores hacen del proceso y desconocen la historia y las verdaderas raíces de la violencia en Colombia y el desconocimiento de las causas del surgimiento de las guerrillas liberales en el país. Se les olvida que fueron campesinos azotados los que enfilaron hacia el monte. Se olvidan que muchos guerrilleros siendo niños, presenciaron la muerte de sus padres cuando les cortaban el pene y lo ponían en la boca de sus madres mientras en su presencia sangraban hasta morir. Que presenciaban el corte de los senos de sus madres y su muerte y el sinnúmero de barbaridades cometidas a los campesinos. Se les olvida que el tristemente célebre guerrillero Sangre Negra, fue un joven campesino obligado a huir para refugiarse en las montañas selváticas para salvar su vida. De esa barbarie saldría semejante asesino, después tristemente famoso por su *corte de franela*. *“Forma de vengarse de los muertos”*, según él, que consistía en cortarle el cuello a la víctima y por la herida sacarle la lengua que quedaba expuesta y colgando imitando una pequeña corbata. Dicen que, “Era tan real que cuando alguien encontraba un cadáver en estas condiciones lo primero que pensaba o decía era “por aquí paso Sangre- negra”. En ese tiempo los guerrilleros utilizaban fusiles, escopetas y afilados machetes para la lucha cuerpo a cuerpo dejando caminos y senderos saturados de muerte”.
Creo que de lo que ha pasado no se hace juego, ni sarcasmo y al contrario se requiere una profunda mirada de humanidad y de superación. Que tristeza ver desconocimiento y mordaz lenguaje sobre tanta sangre derramada y el peligro de surgimiento de otras nuevas formas de violencia.
